viernes, 11 de abril de 2014

Esta vida loca, y su loca realidad

La vida es eso que pasa entre el día y la noche, entre la noche y el día... Eso que sucede entre el "dejarse llevar" y el "tomar las riendas". Esas sensaciones entrelazadas y cubiertas de sueños, que sientes tan arraigadas en tu alma que son parte de tu esencia. Esos momentos de llanto, de risa, de miedo, de alegría, de añoranza, de esperanza, de pasión, de amor, de tormento, de duda... Esos instantes volátiles y efímeros... Son ellos, son la vida. 

Y transcurren sin remedio, sin mordaza, sin control, sin preaviso, sin un guión, sin un por qué, sin un por qué no. Arremolinados entre la realidad y el sueño, entre el suelo y el infierno, entre el cielo y la poesía, entre el verso y el silencio. Y pasa el tiempo y, con él, crece la vida. 

Y tú, pequeña muñeca de trapo, vives sonriendo. Frágil y etérea, vuelas en el pentagrama de la melodía. Acaricias las sonrisas en el espejo, arrastras heridas de guerra, limpias la sangre del desconcierto, arrasas con los miedos del alba. Y eres tú, sólo tú, vida. 

No pesan los bolsillos de tu chaqueta, pues nada guardaste en ellos. Nada tienes, salvo el sueño, y esa sonrisa de fuego. Tú, sólo tú: pequeña. Capaz de ganar las guerras más duras, de reanimar las almas rotas, de llenar los olvidos, y de crear un mundo en el limbo. 

Nada tienes, nada quieres, nada ansías, salvo su sonrisa. Y vives por ello, por sus sueños, por sus heridas, por sus suspiros, por sus silencios. Por esa vida que vives sintiendo que verle vivir es darte la vida.

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