sábado, 28 de septiembre de 2013

Cruce de caminos

La carretera se perdía veloz en el cristal del retrovisor. El viento azotaba el cascabel, que colgaba del enganche superior. Olía a tierra mojada, mezclada con bourbon dorado, como el horizonte de ese atardecer. 

Su melena arrasaba el espacio al son del Welcome to the jungle, que retumbaba en los altavoces oxidados. Las lágrimas brotaban tímidas, tiñendo de negro sus pómulos apagados. No había sonrisa en el espejo, pero tampoco miedo en la mirada. Incertidumbre tediosa, tal vez, alertada por el sonido del motor alejándose. 

Sin rumbo preestablecido, sin metas por alcanzar, sin sorpresas por sorprender, sin melodías por inventar. Solo ella en la carretera, y un sombrero amarillo como compañía.  

El humo de un cigarrillo apagado, el hueco de una sombra que un día fue, el vestido de novia en el maletero, una copa de cava vacía, y un pañuelo manchado de carmín. El silencio. 

Y, de repente, un cruce de caminos. Ahí estaba él. Su mirada, su sonrisa y ese cosquilleo en el estómago. Su voz ronca rompió el latido, su aroma erizó su piel, su determinación le contagió valentía y sus sueños le dieron la vida. 

Detenidos en el stop de la carretera. Ella se puso el sombrero, dejando libre el asiento de al lado. Sonrió y pisó el acelerador. Hasta el fondo. 

sábado, 14 de septiembre de 2013

Alguien voló sobre el nido del cuco

Dicen que todo en la vida tiene un por qué, una explicación, una justificación contundente... No lo creo. Mi vida está compuesta por fragmentos incomprensibles de lapsos fortuitos que no responden a patrones preestablecidos: inverosímiles, caóticos y llenos de irracionalidad. No me quejo: adoro la magia. 

Lágrimas al anochecer, sonrisas al despertar, sueños quebrados, conversaciones con el ego, miradas furtivas en el espejo. Soledad en compañía de una taza de café. 

Y, a veces, te siento. 

Me pierdo en los clichés, huyo de los estereotipos, no creo en el aplomo del bien y el mal, empatizo con los titulares de los telediarios... Me enamoro del cielo cada día: estrellado, nublado, soleado o apocalíptico. Buscando la luna entre tulipanes. Trapecista de ideales furtivos.  

Volcán en erupción, glaciar invernal, mar salado, río bravo, cumbre borrascosa, brisa vespertina, escarcha azul. El humo de un cigarrillo.

Quizá yo sea una de esas "excepciones a la regla establecida", o, simplemente, a alguien se le olvidó darme el manual de la vida. Visceral y compulsiva. Ingeniera del corazón. Musa de la locura. Nada tiene un por qué. Ni, tampoco, un por qué no. Improvisación. Magia. 

- Un Chivas Regal con hielo. Hoy aspiro a tener un día "normal".

Cruzó el cielo una estrella fugaz. Y se posó en el vaso. 

Sigo buscando la luna. 

domingo, 8 de septiembre de 2013

Tempo finito

Somos tiempo. Tiempo que une, que conquista, que arrasa, que vuela, que brota, que pasa... Fugaz y eterno tempo finito.  

Maravilloso e incontrolable, sustento del llanto y de la sonrisa, de la muerte y de la vida. Corcel alado que cabalga desbocado entre las notas prohibidas del Requiem de Mozart. 

Tiempo que se agita cuando te veo, que se esfuma a tu lado, que se paraliza si no estás, o cuando muero en la mirada de tus párpados. 

¿Quién inventó el reloj para medir el tiempo? Inocente humanoide que quiso conquistar lo inconquistable, lo incontrolable, el libre albedrío de los segundos en el minutero... 

El tiempo no se mide, no se cuantifica, no se puede plasmar. No hay un tic, no hay un tac... No hay un ritmo preestablecido. 

No se puede conquistar el tiempo porque cada milésima de segundo de la vida tiene un sabor distinto, indescriptible, maravilloso, único... Cada segundo dura lo que dura, porque cada segundo se siente de una manera diferente. 

No pueden ser las 12:30 de amor, las 14:15 de pasión, las 16:35 de dolor, las 18:50 de soledad, las 22:00 de alegría o las 00:00 de añoranza. No es posible cuantificar el tiempo porque, sin sentimientos, nada tiene sentido, nada es.

Locura humanista que desafía la ciencia y rompe los hitos de la razón. 

Caos sentimental. Galimatías sensorial. Tiempo. 

lunes, 2 de septiembre de 2013

Miradas en Fa sostenido

Hoy me he vuelto a perder en tu mirada, 

en tu sonrisa, 

en tus palabras, 

en la arritmia confusa que me arranca el alma. 

Me he descubierto, de nuevo, sonriendo en silencio, 

vagando en el universo, 

perdida, 

caminando sin rumbo, 

solitaria y feliz, 

sin ti y contigo. 

A solas, en el balcón del mundo poblado, 

mientras el pálpito arranca las entrañas de este día sombrío. 

¡Extraño sentimiento! 

Confusión perpétua, 

desoladora, 

cautiva, 

furtiva, 

vital, 

emotiva, 

sentimentalmente prohibida... 

Malherida. 

He vuelto a soñar. 

¡Maldito sueño! 

Y he vivido, 

mientras el espejo respondía marchito. 

Silencio. Sonrisa. Melodía.

Tulipanes amarillos. 

Alma. 

Miedo. 

Y, de pronto, tus ojos, tu voz, tu tacto, tu sabor... 

Tú. 

Y yo. 

Miradas en Fa sostenido. 

domingo, 1 de septiembre de 2013

Comando trinchera

Huele a pólvora mojada, a almas quebradas, a sombras inertes y a luces de metralla. 

¿Cuántas lunas han pasado desde nuestro primer despertar? Sentimiento no cuantificable, determinable ni medible. 

Eres tú la alegoría de mi sentimiento más sincero... la forma de mis sueños, de la magia, del aliento, del hechizo, del latido, del sonido... Solo tú. 

Pizarra oscura, mi pasado. Polvo de tiza, tus manos. Luz en la noche, estrella en el barro, melodía en el eco de mis pasos cansados. 

Me elevo en tus ojos sobre el campo de batalla, donde combaten a muerte mi mente y mi alma. 

Te busco en las trincheras; entre los misiles perdidos, en las balas cruzadas...

No te veo, no te encuentro... Muero. 

¿Cuántas lunas han pasado desde nuestro primer beso? No hay respuesta, no hay pregunta.  

Mueren, víctimas de la metralla, sentimientos, sensaciones y amaneceres. Y te sigo buscando, pero no te encuentro. 

¿Dónde estás, mi amor? ¿Sólo eres sueño? 

No puedo perderte. No puedo vivir sin ti. Te tengo que encontrar. Te encontraré. 

Y, de pronto, te veo. No combates, no matas, no mueres, no disparas. 

Estás aquí, conmigo, a mi lado. Siempre has estado junto a mí, elevada en tu mirada. No hay campo de batalla. Ya no combaten mente y alma. 

A solas, tus ojos y yo. Construyendo nuestros recuerdos.

Amanece. Sonrío.