domingo, 25 de agosto de 2013

El amor perjudica gravemente la salud

Escuché esa voz ronca que retumbaba en el silencio de la habitación: "¿de dónde nacen los sentimientos?"- cuestionaba. No sabía qué responder. La pregunta brotaba una y otra vez del eco de esas paredes vacías, pintadas de glamour estático. 

Los sentimientos aparecen de la nada, como salidos de una chistera. Sin un por qué, sin motivos, ni razones razonables. Mis labios no podían articular una contestación convincente a esas palabras repetidas. El silencio, como respuesta a la pregunta sin respuesta. 

De repente, sin saber cómo, sin poder evitarlo, el corazón escapa por la boca cada vez que ves a esa persona. Las piernas parecen no soportar el peso de tu pequeño cuerpo, los ojos dejan de ver, la respiración se vuelve arrítmica, las neuronas de tu cerebro no reaccionan ante los estímulos más vitales, y tus labios no pueden evitar dibujar una sonrisa contínua extrañamente desoladora. En estado permanente de ataque al corazón. Rendición sentimental absoluta. 

A partir de ese momento, el resto de los sentimientos se magnifican. La felicidad se siente de una manera desmesurada, la pasión inunda las noches sin retorno, el tacto eriza al viento, los sabores se desbordan en el paladar, la incertidumbre agudiza su ingenio, el sueño se hace frágil, el olfato sabe a menta, el estómago inapetente empequeñece, el dolor duele más, la soledad se multiplica, el miedo se mimetiza con el terror, los fantasmas escapan de la mente y eres capaz de llorar una noche entera sin motivo. 

Los sentimientos nacen del limbo, ese lugar de tránsito entre el sueño y el sueño. 

"Los sentimientos nacen del amor"- responde la voz. "Y el amor no nace. El amor mata". 

2 comentarios:

  1. qué bonito, Susana, qué bien contado todo ese proceso y ese cúmulo de sensaciones íntimas y físicas también. Los sentimientos nacen del limbo, sí. Enhorabuena. Preciosas lineas
    saludos blogueros

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    1. Muchas gracias, José Antonio. Un abrazo enorme, amigo mío.

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