domingo, 16 de febrero de 2014

En el boulevard de los sueños rotos

Llueve. 

Huele a mojado. 

Famélicas gotas de lluvia, en el cristal ahumado. 

El viento vespertino azota la bandera de este barco naufragado. 

Asoma el sol, entre los brotes del cielo tormentoso. 

No lo puedo ver: no veo, no escucho, no siento, no huelo, no saboreo el tacto asesinado. 

¿Alevosía? Tal vez. Estaba de paso. ¿O no? Quizá permanezca. Tal vez sea de verdad.

Quizá le condenen a un suspiro, a un "te echo de menos" fugaz, a un llanto anquilosado. A unas palabras dichas, por cortesía, en el desván del sentimiento. 

Llamé tantas veces a su puerta... Silencio. No estaba. No sabía qué responder. Comunicaba. Quizá responda. Quizá no. Tal vez me ame. Tal vez no.

Silencio en las palabras. 

Miedo. 

Resignación. 

Enfado. 

Sólo quería darte la Luna. Pero tú querías el Sol. Quema. Duele el dolor. Y, el desconcierto.

En el boulevard de los sueños rotos. Tu y yo.

Un comienzo. Lágrimas de espera. Desaliento. Alegría.  

Nos veremos, mi amor. Y seremos parte de esta balada. Triste canción de trompeta. Amor que brota. Amor que espera. Deseo que no desespera.

Como el alba quebrada. 

Como el hada que vuela. 

Amor, en gerundio. Amando. 

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