domingo, 23 de febrero de 2014

Epílogo del comienzo

Vuelve a llegar la primavera, y me molesta el sol. Tengo frío. Sangran los poros del corazón. Palpita la sangre en la garganta. Quimera: maldita droga.

Ahora que ya no entiendo nada, quizá pueda morir en paz, a la sombra del antaño.

Busqué el sueño en tus ojos, hallando el fuego del huracán, y las pesadillas del insomnio. Desasosiego porque no estás.

Duele el desamor, duele el desconcierto. 

Yo, hada alada, estúpida silueta en el cristal, quisiera ser el humo de un cigarrillo, para poder volar. Solo soy una ola rota en este mar sin estribillos... que no brotan, que no cesan, que desconciertan...

Un beso sin verso. Un verso apagado. Una balada de suerte; o, de mala suerte.

Príncipes encantados. Sapos de alcantarilla. 
Sobran palabras, faltan momentos. Aquelarre de sueños asaltados. Sipnosis del ser mitigado. Un blues asesinado. Llanto arrítmico, descontrolado.

Me quedo en esta calle sin salida, escribiendo sonetos mediados. Despedidas por la puerta de atrás. 
Y la luna vuelve a salir: sin tí. Sin mí. Epílogo del comienzo. Apología del desconcierto.

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