Al compás del tic tac del viejo reloj -que retumba ronco, en
medio del ensordecedor silencio-, y hasta que el horizonte se tiñe de férreos
ocres, y estallan difusas tanto luna como estrellas, sueño de noche. A partir de
ese momento, sueño de día.
Incurable reina mártir de las emociones más innatas.
Mis sentimientos desbordan pasión insaciable e
incontrolable, adolecen de racionalidad. Puro descontrol y víscera. Enérgica,
luchadora, valiente e inconformista. No me da miedo apostar al "todo o
nada". Aunque, habitualmente, me toque perder la partida… porque iba
"de farol".
Dicen que tengo el carácter de la luna: creciente, llena,
menguante y nueva. Yo no lo creo ;). Sería como reconocer el
"lunatismo". Y no estamos para inventar palabrejas.
Hechas las presentaciones, ¡¡¡inauguro este pequeño rincón
destinado al alma de los soñadores!!!
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