domingo, 21 de julio de 2013

Porque la vida solo es eso: vida

Te tuve que inventar, pues no existías. Comienzo irracional de esta embriagadora canción de cuna.


Pinté un lunar sobre tu sonrisa, sonrojadas mejillas sobre tu tez morena, surcos de sombra oscura bajo tu mirada clara y chispas de luz en tus ojos grises.



Moldeé con arcilla tu cuerpo frágil, tan desnudo como alma pura. Pulí con cuidado cada una de tus curvas suaves, al son prohibido de Miguel Ángel.



Cuando parecías estar terminada, pequeña mía, esculpí un corazón en tu pecho, segura de que viviría a salvo, al cobijo de la obra de arte. 



Y te lancé a la luz del día.



El sol comenzó a quemar la arcilla, agrietando las suaves curvas que te definían. La lluvia diluyó tu sonrisa que corrió entre ríos de agua turbia hacia la alcantarilla. Fuiste desapareciendo al compás de mis lágrimas desesperantes. 



Entonces, te vi nacer: sin barro, sin pinturas, sin formas esculpidas. Solo tú, corazón inquebrantable. 



Soy brisa, fortaleza, valentía, emoción, sentimiento, locura transgresora. Sin aditivos. Solo corazón. Solo yo.

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