sábado, 14 de septiembre de 2013

Alguien voló sobre el nido del cuco

Dicen que todo en la vida tiene un por qué, una explicación, una justificación contundente... No lo creo. Mi vida está compuesta por fragmentos incomprensibles de lapsos fortuitos que no responden a patrones preestablecidos: inverosímiles, caóticos y llenos de irracionalidad. No me quejo: adoro la magia. 

Lágrimas al anochecer, sonrisas al despertar, sueños quebrados, conversaciones con el ego, miradas furtivas en el espejo. Soledad en compañía de una taza de café. 

Y, a veces, te siento. 

Me pierdo en los clichés, huyo de los estereotipos, no creo en el aplomo del bien y el mal, empatizo con los titulares de los telediarios... Me enamoro del cielo cada día: estrellado, nublado, soleado o apocalíptico. Buscando la luna entre tulipanes. Trapecista de ideales furtivos.  

Volcán en erupción, glaciar invernal, mar salado, río bravo, cumbre borrascosa, brisa vespertina, escarcha azul. El humo de un cigarrillo.

Quizá yo sea una de esas "excepciones a la regla establecida", o, simplemente, a alguien se le olvidó darme el manual de la vida. Visceral y compulsiva. Ingeniera del corazón. Musa de la locura. Nada tiene un por qué. Ni, tampoco, un por qué no. Improvisación. Magia. 

- Un Chivas Regal con hielo. Hoy aspiro a tener un día "normal".

Cruzó el cielo una estrella fugaz. Y se posó en el vaso. 

Sigo buscando la luna. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario