miércoles, 19 de junio de 2013

La Mona Lisa

Ojos cristalizados sin rumbo preestablecido, semblante interrogante desbordado de respuestas, mueca perdida en el norte de la brújula estanca... Atemporal y perpetua, como congelada en el universo cautivo que deshiela en primavera. 

Parece querer gritar, pero no habla. Inocencia interrumpida, sueños quebrados que remienda con su voz muda. Triste reflejo en la mirada que refrenda con una sonrisa, que no brota. 

Trato de arrancar el semblante gitano de su palidez morena, al son de la guitarra que no suena, que no calla, que no muere, pero que late muerta. 

Sueña despierta. Vive dormida. Como si el tiempo no fuera tiempo, como si el ruido solo fuera eco... Como si el silencio fuera un estado que quiere romper el huevo, para nacer y volar eterno. 

Quiere matar la vida, para vivir viva. Quiere sonreír el alma, pero tiene miedo. Quiere amar, pero anhela el aliento. Le sobran porqués, le faltan por qués.

Y, entonces veo su reflejo... "¡Mierda, Mona Lisa!, ¿otra vez en el espejo?".

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