viernes, 28 de junio de 2013

Un brindis por los dos

Sobresalto repentino, aún dormida, sin saber si he despertado o la ensoñación laurea el momento. 

Duda. Miedo. Irracionalidad. Sueño. Caos perverso que me desorienta. 

"¿Estoy dormida?". No lo sé. No lo puedo saber... ¡No tengo ni idea!

"Despertar": sustantivo. "Despierta": verbo. ¿O es al revés? Confusión repentina. Incapacidad presuntuosa y sedienta de descubrir la realidad del momento. De este mísero momento que se aleja... ¿O permanece? Tiempo.

Tensión eternamente efímera, mientras resbala un frío sudor caliente por mi cuerpo que arde, temblando de frío.

El despertador exclama mudo que son las 3:05 am. Restan cientos de minutos para amanecer. Suman horas desde que ha anochecido. 

"¿Qué día es hoy?". "¿Es real este momento?" Quizá sí, es posible que no... Desaliento. 

Camino descalza, hasta el balcón que cuelga férreo de la fachada, mientras se derrumba en el asfalto de la calle. Entre las sombras que pintan claroscuros en la noche vespertina, alumbrada por una farola que parpadea cautiva. 

Observo. Quiero ver vida viviente pasar, pero no pasa...

Y aparezco en el horizonte.

Sonrío, me río con ganas. Mi paso resuena mudo entre las luces tenues, abrazada a mi sombra. Soy tan feliz...

Burbujas de cava arrasan mi garganta que grita: "Un brindis por los dos"- exclama. Al "chín" le falta el "chán", en el eco de la noche pasada... Estoy contenta.

Y suena el despertador... No lo escucho, no lo siento... 

Quizá ya esté despierta.

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