domingo, 30 de junio de 2013

Momentos

Dicen que para todo en la vida hay un momento... 

Es posible que así sea. El problema surge cuando ese momento llega y caes en la cuenta de que no estás viviendo lo que realmente quieres vivir... Entonces tu universo temporal se rompe, estalla brutalmente y te deja anclada en una realidad paralela, completamente desconocida. Separación repentina entre el ser y el estar. Muerte de tus ideales, que se quedan huérfanos de corazón y mente. 

Aquí empieza ese atemporal tiempo -que no te tocaba vivir, pero debes sobrevivir-, en el que la brújula de tu vida da vueltas sin pausa, tratando de encontrar el norte, entre lo que todo parece ser un sur inmenso y aterrador. Gira, gira y gira... A una velocidad de vértigo... Y tú, tratas de mantenerte en pié, con una fortaleza que ni las más grandes novelas épicas de la historia han logrado describir jamás. Pero, a veces, sin darte cuenta, te tambaleas levemente... 

En medio de ese giro contínuo, un tambaleo insignificante, puede hacerte caer... Como el aleteo inocente de esa mariposa que desencadena el caos. Estás mareada. Tu estómago vive en estado de alerta permanente, a punto de explotar.  No sabes de dónde sale la fuerza, pero emana de tí: imperiosa y sobrecogedora. Y, te mantienes en pié, con una sonrisa tímidamente enorme pintada en el rostro. 

Girar, reír, llorar, amar, soñar, despertar, pensar, sentir, lamentar, destruir, construir, vivir... Infinitivos infinitos que se producen sin control en medio de esta locura que brota sin querer, mientras tratas de encontrarle un nuevo sentido a la vida. 

- No fume, señorita. El tabaco perjudica seriamente la salud. 

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